lunes, 15 de junio de 2020

Bruselas planea rearmarse para frenar a las empresas chinas respaldadas por capital público

La Comisión Europea propone vetar e incluso revertir inversiones y compras de empresas de la UE por parte de compañías que reciban subsidios
Bruselas quiere rearmarse para poner freno al desembarco de compañías foráneas respaldadas por capital público. La Comisión Europea quiere dotarse de nuevas herramientas para poder bloquear, e incluso vetar, adquisiciones de empresas que pueden estar controladas por los Gobiernos. Las medidas propuestas en el libro blanco que este miércoles presentará la Comisión tratan de evitar que China pueda volver a desplegar su músculo financiero para hacerse con activos estratégicos del continente, como ya hizo tras la última crisis. De momento, el Ejecutivo de Ursula von der Leyen lanza una consulta para poner en marcha el proceso para dotarse de esos nuevos instrumentos.

La pujanza de China en el continente ha sido una de las máximas preocupaciones de Alemania y Francia. Ambos países han impulsado alianzas industriales y tecnológicas para frenar la abrumadora potencia del gigante asiático. La última crisis hizo que China se hiciera con infraestructuras estratégicas en Grecia, España o Portugal, que requerían de inversión internacional. Pero incluso Italia se añadió a la nueva Ruta de la Seda, con la que el país asiático quiere desplegar su influencia en el mundo. La canciller alemana, Angela Merkel, tuvo que poner coto al apetito chino incluso vetando compras sobre empresas estratégicas del país.

A pesar de los recelos de la periferia, Bruselas pondrá en marcha en octubre de 2020 un mecanismo para escrutar las inversiones extranjeras en la UE. Pero no es suficiente. "Las herramientas políticas de la UE no abordan todos los efectos distorsionadores de las subvenciones extranjeras", afirma el documento. La Comisión Europea quiere abordar los efectos negativos de las empresas que reciben grandes inyecciones de capital público en dos grandes ámbitos: la ventaja que adquieren al competir con compañías europeas y la capacidad de comprar compañías europeas. "Este libro blanco pide nuevas herramientas para abordar la brecha regulatoria existente y para garantizar la igualdad de condiciones en el mercado interno", advierte.

La Comisión Europea propone una batería de medidas para hacer frente a esas compañías que, en última instancia, puede llevar a la "prohibición" de una adquisición de una compañía o infraestructura europea. A ese veto se podría llegar por cualquiera de las dos vías que abre el libro blanco de Bruselas. El primer canal que pide abrir Bruselas trata de afrontar las distorsiones que implica tener empresas dopadas, por ejemplo, en el ámbito de la contratación pública. Una firma con respaldo público puede tener como misión, subraya el documento, la de presentarse a un concurso público con precios que están "significativamente por debajo del mercado o incluso por debajo de coste", cierra.

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