lunes, 11 de mayo de 2020

Terrazas y tiendas de las zonas que entran en fase 1 reabren con estrictas medidas de seguridad

Mascarillas, guantes, geles de hidroalcohol y reducción de aforo imperan en las primeras horas
La presencia de clientes desayunando en terrazas en las calles ha sido uno de los signos más visibles de que media España ha pasado a la fase 1 de la desescalada. Después de casi dos meses cerrados, había ganas, aunque en esta nueva normalidad las mesas de los bares y restaurantes que se han animado a abrir estaban a dos metros de distancia unas de otras, y los camareros, pertrechados de mascarillas, guantes y a veces incluso pantallas protectoras de plástico. Elementos de seguridad también muy presentes, junto con los geles de hidroalcohol, en los comercios de hasta 400 metros cuadrados que desde este lunes pueden abrir sin necesidad de cita previa. Y se han celebrado misas, entre otras actividades permitidas.

"Ayer dimos el último arreón para prepararlo todo, a ver qué pasa", dijo Juan, el responsable de Los Hermanos Gómez, en la Ronda de Capuchinos, en Sevilla. Parapetado tras una máscara de plástico que recuerda a un soldador, sirve a dos clientas habituales a primera hora en una terraza con solo cuatro mesas, menos de la mitad de las que tenía dispuestas antes del confinamiento (la reducción obligatoria es del 50%). La ciudad más grande de España que entra en fase 1 se prepara con escenas antes tan cotidianas como la carga y descarga de barriles de cerveza. Sin embargo, el cielo cargado de nubes, que han descargado pasadas las diez de la mañana, ha disuadido a muchos sevillanos de estrenar las terrazas. "Vamos a ver si a mediodía, cuando escampe, esto se anima", contó Paco que regenta un bar familiar en el barrio de La Macarena.

En la Rambla Nova de Tarragona las tiendas atienden a los primeros clientes tras la reapertura. Aplican estrictas medidas de prevención. En la juguetería Gascó se facilitan guantes de plástico a los clientes y tres trabajadoras controlan que se respete la distancia de seguridad. Vanessa Chillón, una de las dependientes, dijo que pese a las inconveniencias, la clientela colabora.

La céntrica y comercial calle Olmos de Palma de Mallorca vuelve a tener la gran mayoría de sus comercios abiertos. Las cafeterías, tiendas de ropa, joyerías y ópticas registran una buena afluencia de clientes. A pesar de ello, se nota la falta de visitantes extranjeros en una zona que por estas fechas estaría repleta de cruceristas y turistas de temporada. En la Plaza de España, la inexistencia de turistas se hace más palpable. Los bares y restaurantes de la zona, que facturan sobre todo del turismo extranjero, no se han animado por el momento a poner las terrazas, cuando habitualmente hay decenas de mesas y sillas en ambos laterales.

En el centro de la capital balear, las tiendas de telefonía y las ópticas han registrado colas durante la mañana. Los clientes han esperado pacientemente su turno guardando la distancia de seguridad y esperando la salida de los clientes anteriores para acceder al establecimiento. Gran parte del pequeño comercio del centro ha abierto sus puertas, con muchos carteles que advierten del aforo permitido —el 30% del total— y de las medidas de seguridad. Los comercios ofrecen gel desinfectante y en muchos casos solo permiten la entrada con mascarillas, que también ofrecen al cliente antes de entrar.

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