Algunos pequeños comercios reabren tras 50 días, pero la mayoría se mantienen cerrados
Cincuenta días con el pelo creciendo libremente y las canas campando a
su aire han convertido la reapertura de las peluquerías en uno de los
acontecimientos más esperados de este lunes, inicio de la fase 0 de la
desescalada en casi toda España. Estos establecimientos, con una
clientela fija expectante y cita previa pedida, han sido los más
madrugadores y casi los únicos en subir la persiana, en el primer día en
el que se permite desde la declaración del estado de alarma. "Había
ganas de abrir, sobre todo por las clientas, que estaban desesperadas",
dice Custodia, propietaria de la peluquería Carapinha, en el paseo de
Maragall de Barcelona. Un recorrido por las calles de distintas ciudades
permite confirmar que, aparte de estos locales, pocos más han abierto
esta primera mañana. Ferreterías, librerías y alguna pequeña tienda de
ropa han vuelto a la actividad, con dudas sobre la necesidad de cita
previa o las medidas de seguridad.
El teléfono no para de sonar en la peluquería de Custodia. A las 8.55 ya
había una clienta en la puerta. Las dos empleadas han llegado a las
ocho para desinfectar el local, donde han instalado mamparas entre las
sillas. Custodia, protegida con mascarilla y visera, lamenta que "el
Gobierno no ha dado pautas claras y ha avisado con tres días de que hay
que tener mascarillas". "¿A nosotras quien nos las da? En el transporte
público sí, porque queda muy bien", añade.
Jonathan Romero y Paqui Palma, propietarios de la peluquería Kolosseum
de Granada, preparan pasadas las nueve de la mañana todo para empezar a
atender clientas a partir de las diez. La plantilla la forman los dos
socios y cuatro trabajadores. Los propietarios se han acogido a las
ayudas a los autónomos y los empleados a un ERTE. Jonathan conoce las
medidas de precaución sanitaria que tiene que tomar, pero se queja de no
haber recibido "ninguna indicación laboral. No sé si mis empleados,
estando en un ERTE, pueden volver a trabajar hoy o no. Estoy esperando a
que abra mi gestoría para que me diga qué tengo que hacer. De hecho, ni
siquiera sé si es legal que yo abra la peluquería", relata. En
cualquiera caso, tiene la agenda del día repleta de clientas.
María José tiene no solo este lunes, sino toda la semana ocupada con
citas previas. "No me puedo quejar, pero también es verdad que ahora
cuesta mucho más atender a los clientes uno a uno", dice esta peluquera
en su local, Les tissores de Mapari, en Valencia. Ahora está cortando el
pelo a Andrea después de estar casi parada 50 días. Durante el
confinamiento, solo ha atendido a dos ancianos en su casa. "A domicilio
es más complicado y a la gente no le gusta", explica. Su peluquería es
una de las pocas que ha abierto en el barrio del Carmen de la ciudad.
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