Sánchez llevará a la cumbre de la UE una posición ambiciosa pero negociable con Merkel
El Gobierno español tiene claro que la gran partida del postcoronavirus se juega en Europa. Las posibilidades de recuperación de economías tan afectadas como la española y la italiana depende de que haya un gran plan Marshall
en la UE para los próximos años, asumen en La Moncloa. Por eso Pedro
Sánchez ha decidido jugar fuerte en la próxima cumbre, el jueves, y
lleva una posición ambiciosa que se resume en un documento en el que
plantea un gran fondo de hasta 1,5 billones de euros financiado con
deuda perpetua, que se repartiría como transferencias —y no deuda— entre
los países más afectados por la crisis.
España ha decidido buscar mucho más protagonismo en la próxima cumbre,
con una posición muy clara en línea con la que defienden otros países
del sur como Italia y Francia, también muy afectados por la crisis, pero
aporta soluciones diferentes y sobre todo está pensada como una vía
intermedia que pueda ser negociable con Alemania. La canciller Angela
Merkel insiste en que no aceptará ningún tipo de coronabonos,
la solución que defienden los países del sur. España sortea ese
problema planteando un gran fondo que puede estar vinculado al
presupuesto de la UE, una idea parecida a la de Francia y que puede
aceptar Alemania porque no implicaría modificaciones legales que
supongan complejas votaciones en el Parlamento alemán y posibles
recursos ante el Tribunal Constitucional de este país.
La propuesta de España —que ya circula por Bruselas— no se concentra en la crisis inmediata,
que cada país está asumiendo con sus propios recursos y endeudándose de
momento a precios razonables gracias al BCE. El Gobierno plantea un
gran fondo —1,5 billones es prácticamente el tamaño de la economía
italiana, y el triple de lo acordado en el Eurogrupo— para inyectar
dinero en las economías más afectadas. Ese Fondo de Recuperación
evitaría el endeudamiento masivo de los países del sur y ayudaría a
recuperar sus economías. No prestaría dinero a los países, como en los
rescates de la Gran Recesión, sino que haría transferencias directas
limitadas a la duración de la crisis. El importe de esas transferencias
—no reembolsables— no está vinculado a la renta de los países sino a
cómo les afecta el coronavirus (en relación con criterios como
porcentaje de población afectada, caída del PIB o aumento del paro).
Hasta ahora, todas las medidas previstas por el Eurogrupo (medio billón
de euros en rescates del Mede, avales del Banco Europeo de Inversiones y
fondos para los expedientes de regulación temporal de empleo) se basan
en préstamos reembolsables por los Estados, cuyo objetivo sería
facilitar liquidez en los momentos iniciales de la crisis, pero sin
impacto real para la recuperación económica que se considera
imprescindible. El Fondo de Recuperación es totalmente distinto:
transferencias a fondo perdido.
España es el país que con más claridad hasta ahora habla de cifras en un
papel. Y cree que hay que elevar el nivel de ambición o la respuesta
europea no tendrá un efecto real sobre la economía. La potencia de fuego
es fundamental para ello: "La mayoría de los expertos lo sitúan entre 1
y 1,5 billones de euros", dice el texto. La financiación debería estar
disponible el próximo 1 de enero. Y España fija fecha también para el
paquete de ayudas acordado en el Eurogrupo: el 1 de junio.
El Fondo de Reconstrucción "debe ser financiado a través de deuda
perpetua, respaldada por los mecanismos legales existentes", señala el
documento, en una de las apuestas más ambiciosas. La deuda perpetua
implica que solo se pagarían los intereses, y se asumiría de forma
solidaria. Esta deuda tendría el respaldo de la categoría AAA que tienen
todas las instituciones europeas en los mercados, lo que equivale a
intereses muy bajos. Además, "el BCE deberá seguir jugando un papel
clave para asegurar la estabilidad financiera".
España, en ese documento de apenas tres páginas, busca una buena base de
entendimiento para una cumbre europea que intentará salvar la enorme
brecha entre las peticiones de países como Francia o Italia —a favor de
una respuesta europea contundente— y la reticencia de socios como
Alemania y Países Bajos a comprometerse en un esfuerzo presupuestario
conjunto. El nuevo fondo "podría estar anclado en el paraguas del Marco
Financiero Plurianual [el presupuesto de la UE]", una fórmula
deliberadamente abierta. Ese vínculo con el marco presupuestario de la
UE para 2021-2027 tiende puentes hacia el Gobierno de Merkel, que ya ha
dejado claro que la respuesta a la crisis de la covid-19 pasa por el
presupuesto a medio plazo y por el Mede para la liquidez más urgente.
España también alerta contra el riesgo de las actuales respuestas
nacionales: la relajación de las normas aprobada por la Comisión para
responder a la crisis de la covid-19 favorece a los países con mayor
margen fiscal, como Alemania y Países Bajos. "Es crucial evitar que esto
lleve a una UE más desigual y que debilite el mercado interior",
reclama el texto. España decide así jugar fuerte la baza europea. Las
primeras respuestas llegarán el jueves. Pero la batalla acaba de
empezar.
lunes, 20 de abril de 2020
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España propone un fondo europeo de 1,5 billones con deuda perpetua
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