Las próximas estadísticas superarán los peores registros, aunque la caída de ocupados se repartirá en los próximos meses
Los Ministerios de Trabajo y Seguridad Social ultiman estos días las
estadísticas de afiliación y paro registrado que se darán a conocer como
es habitual el próximo jueves (se publican el segundo día hábil del
mes). Pero en esta ocasión lo que mostrarán las cifras será
probablemente de todo menos habitual. La parálisis total de la mayoría
de la actividad económica, salvo en servicios esenciales, ha supuesto
una auténtica bomba en la línea de flotación de la economía y del
mercado laboral, que pese a llevar recuperándose desde 2014 de la
anterior crisis económica, aún no había retornado del todo a las cifras
previas a dicha crisis.
Los que se conozcan esta semana serán los primeros datos oficiales que
empiecen a reflejar el impacto de la crisis del coronavirus en la
economía y el mercado de trabajo españoles. Marzo es un mes en el que,
en condiciones normales suele bajar el paro registrado, incluso cuando
la Semana Santa se celebra en abril. De hecho, desde que se inició la
recuperación del empleo en 2014, tras los peores años de la crisis
(2008-2013), el paro registrado ha bajado una media de 44.210 personas
en el mes.
Sin embargo, si se cumplen los pronósticos de los sindicatos, que prevén
un millón de despidos individuales (unos 750.000 por término o
rescisión de contratos temporales) solo en marzo, el desempleo
registrado se anotará su peor dato de todos los tiempos. Pero esto no
queda aquí, porque, a este millón de personas que se habría quedado sin
trabajo, habría que sumar los trabajadores afectados por expedientes de
regulación temporal de empleo (ERTE) que, a falta de datos oficiales,
según las cifras que han ido facilitando la mayoría de las comunidades
autónomas podrían llegar a 1,5 millones de empleados.
De esta forma, en el peor de los casos, y según las fuentes consultadas,
la actual cifra de parados registrados, que asciende a 3.246.047,
podría superar con creces los cuatro millones de desempleados al cierre
de marzo, e incluso llegar a los cinco millones en próximos meses.
Aunque la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se mostró el lunes recelosa
de la posibilidad de que la cifra de desempleo del jueves supere ya en
marzo el número máximo de parados registrados de la serie histórica (que
se remonta a principios de siglo) y que se situó en 5.040.222
desempleados inscritos en las oficinas de empleo en febrero de 2013.
En cualquier caso, la cifra que se espera será "astronómica" y "sin
precedentes conocidos", como han dicho los líderes sindicales de CC OO y
UGT, y sobrepasará seguro los peores registros del desempleo.
Concretamente, estará con toda probabilidad por encima de los 198.838
nuevos parados que se registraron en enero de 2009 respecto a diciembre
de 2008, en los primeros golpes de la anterior crisis económica.
No obstante, el dato final de nuevos parados de marzo podría no reflejar
bien lo que está ocurriendo en el mercado laboral, porque los servicios
regionales de empleo y el estatal están saturados a la hora de
registrar y reconocer las prestaciones por desempleo.
De hecho, la aparición de los afectados por los ERTE debido a la crisis
de la Covid-19 en los registros de desempleo tienen un decalaje mínimo
de cinco días entre el momento en el que se presentan a la autoridad
laboral hasta que se resuelve su autorización. Y posteriormente debe
darse traslado a los datos de estos nuevos parados temporales al SEPE
para que les reconozca la prestación. Además, hasta el viernes pasado,
el Gobierno no aprobó el formulario y los documentos que las empresas
deben acompañar en su solicitud de las prestaciones por desempleo de los
trabajadores afectados por los ERTE.
Tampoco deberían aparecer el grueso de trabajadores afectados por el
nuevo "permiso retribuido" para los trabajadores de servicios no
esenciales, dado que estos empleados deben seguir en alta en la
Seguridad Social y cobrando su salario los próximos 15 días en los que
no acudirán a su trabajo.
Todas estas cuestiones hacen que sea una incógnita cuántos trabajadores
que hayan perdido su empleo definitiva o temporalmente aparecerán
reflejados en los registros de las oficinas de empleo.
Y algo parecido ocurrirá en la contabilidad de los afiliados a la
Seguridad Social, que a buen seguro superarán también sus peores
registros. Solo las pérdidas individuales harán que la caída de
cotizantes rebase el recorte de 353.994 afiliados al sistema en un solo
mes, en diciembre de 2018 (medidos a último día de mes), o los 349.569
cotizantes medios que desparecieron solo un mes después, en enero de
2009.
No obstante, los afectados por los ERTE seguirán cotizando a la
Seguridad Social, a través del Estado y las grandes empresas (que
abonarán el 25% de dichas cotizaciones) y, por tanto, podrían no
aparecer como empleo destruido. No obstante, desde el Ministerio de
Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, están analizando cómo mostrar
este colectivo en la próxima estadística.
martes, 31 de marzo de 2020
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Marzo se perfila como el peor mes del empleo de la historia laboral española
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